jueves, 7 de enero de 2016

¡Cuidado con el libro!


Lista informal  a completar (se admiten sugerencias) de lecturas en papel que no valen para nada salvo para estropear el gusto. Comienzo por los más jóvenes y  poco a poco intentaré afinar más.

La lectura rutinaria, edificante, casi religiosa, en los colegios de los relatos del tipo "Jaimito y los delfines", que consideran a los niños más infantiles de lo que son y de los que huyen a grandes trancos en cuanto pueden. Aunque son, en general, inocuos fomentan el peor contravalor de los libros: el aburrimiento.

La obligación de leer completa y en versión original La Celestina o cualquiera de las obras capitales de las letras españolas que el profesor de Literatura, en un alarde de autoengaño, prescribe al sufrido estudiante de Enseñanza Media (bajo pena de cate o calabazas). La consecuencia es, probablemente, la aversión de por vida del joven por todo lo que suene a obra mayor en cualquier lengua y especialmente la suya.

Las novelas de aventuras, ciencia ficción o pseudo históricas, series en varios tomos del tipo Harry Potter, basadas en el aumento recurrente, página tras página, de la intensidad del estímulo, lo que las convierte en un objeto de consumo compulsivo (y adictivo) repleto de acontecimientos cada vez más apabullantes.

Los best sellers de tema plano, tediosos e inverosímiles, véase Los pilares de la tierra, en los que desde la primera página está muy claro quienes son los buenos y los malos, blanco y negro sin grises, justo al revés que la vida, novelones donde se muestra sin resquicio que los malos están perdidos de antemano y no tienen la menor oportunidad por muchos embrollos que tenga el argumento. Su lema a favor del sistema (y nueva inversión de lo real): Vuela certera espada de la verdad, haz que el mal perezca y el bien prevalezca.

Las lecturas kistch “resumidas, adaptadas o actualizadas” de los clásicos. ¿Quién no ha padecido en la adolescencia la edición, echada a perder, del Conde de Montecristo o del Quijote?

Las biografías que se venden en los quioscos durante seis meses y te regalan la primera entrega con la prensa dominical. Vidas ejemplares de Napoleón, Gandhi, Lutero o Einstein. Son aluviones de historia, anecdotarios y frases para la posteridad. Parte de lo más sabroso es inventado o no verificado. Muchas son visiones idealizadas de personajes que no eran tan admirables en su vida pública o privada. Traducciones a granel del inglés. No vas a terminar el libro, la información que te interesa la puedes encontrar resumida en internet, en Wikipedia por ejemplo, y si te lo acabas ten la certeza de que podría haber empleado el tiempo en lecturas de más enjundia; o el efecto secundario de que conviertas al genio en un fetiche. ¡Atención, una buena biografía, como la de Chesterton sobre Dickens o la de Stefan Zweig sobre Balzac, es uno de los libros más raros que existen! Y para mayores de cincuenta años.

Los manuales titulados “Cómo triunfar en la vida” o "Cómo tener éxito con las chicas/os”. Son recetarios que valen para todos en general y nadie en particular. Luego no valen para nada. Una persona tiene que descubrir por sí misma desde su más tierna infancia cómo aprovechar sus oportunidades o como relacionarse con el otro sexo. A su manera. Existen ilimitadas posibilidades para un individuo de triunfar o fracasar en cada circunstancia irrepetible de su vida. Lo que vale para este no sirve para ese y mucho menos para aquel. Cada cual es cada cual y sus cadacualidades. Ya me contarán qué pintan aquí las normas universales. Ni se molesten. 

Continuará...

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