domingo, 29 de septiembre de 2013

El triunfo de la voluntad


¡Por fin ganamos al Madrid en la Liga y en su feudo! La mejor noticia deportiva, la única que puede consolar a los seguidores blancos, es que, tras una larga travesía del desierto, ha renacido el espíritu agonal de los grandes derbis. Solo los que hemos coleccionado los cromos de Primera división, que se vendían a real en los quioscos de provincias, podemos recordar las grandes gestas futboleras de Adelardo y Pirri, Ufarte y Amancio, Collar y Gento.
Si hay un género filosófico por excelencia es la crónica deportiva, especialmente la de fútbol. En ella se cumple la frase de Hegel de que todo lo real es racional. A posteriori (es decir, a criadillas vistas, macho) el periodista reconstruye lo que ocurrió realmente en la cancha… y a vender. Aceptada esta limitación menor, mi versión es la siguiente.
Para mí, el mayor logro del Cholo no fue manejar con éxito tal o cual esquema táctico, sino haber conseguido que sus jugadores salten al césped convencidos de que pueden ganarle al Madrid. La voluntad de poder. Esta convicción necesaria (aunque no suficiente) exige además una vuelta a los principios fundacionales de aquellos derbis de antaño.
El primero, defender en bloque y todos con la misma intensidad. Si presionas con ayudas solventes, si triangulas no las posesiones sino los robos y cierras los espacios cruciales, especialmente las bandas (ni Ronaldo ni Bale la tocaron), es difícil que el contrario te cree ocasiones serias de gol. Que el rival controle la pelota tiene una ventaja única pero de gran valor estratégico: si consigues recuperarla en las zonas calientes del campo, los contragolpes son letales. El control del balón genera espacios a favor y también en contra (los que interesan al Cholo). Su lema es: contra más dominio del otro, mejor para mí. El invento funcionó y el resultado pudo ser más amplio. Quizás el Madrid aun no sepa a qué juega, pero con un par de zapatazos te mata, antes y ahora. Cuando les hemos vencido es porque el guión de la película se cumplió a rajatabla. Lo demás son ganas de emborronar papel con encargos, ocurrencias y remoquetes.
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Todo el equipo hizo un gran partido. El autor del gol, y el jugador más celebrado, fue Diego Costa, un tipo capaz de desmarcarse de su sombra y partirse la cara con quien haga falta incluido el árbitro (como el propio Simeone). Los centrales se estremecen al verlo. No parece una estrella brasileña. Es normal que el entrenador de la selección carioca no lo quiera. Su mayor defecto es que se le va la pinza, que las tarjetas vuelan y como decía Kung-Fu: "Cuando las cosas ocurren es que han sucedido". Mi preferido, no obstante, es Jorge Resurrección Merodio, alias Koke, un centrocampista de futuro y una parte del mérito de Costa y de otros muchos.

Ahí vamos, ¡Aupa Atleti!

viernes, 27 de septiembre de 2013

Adonais


En muy contadas ocasiones la traducción consigue reflejar la belleza y la verdad de la poesía. Aunque en ocasiones se produce el milagro, como en la celebrada traducción que hizo Vicente Gaos del poema Adonais de Percy Bysshe Shelley (1792-1822), una elegía romántica por la muerte de John Keats.
Incluyo, por su unidad interna, las seis primeras estrofas de Adonais, además de la bellísima cita inicial. ¡En ningún momento de la composición decae su altura lírica!
A final hay un enlace a la obra original.
Antes, oh astro matinal brillabas sobre los Vivos. Ahora, al extinguirte, vespertino brillas sobre los Muertos.
Platón
I
Murió Adonais y por su muerte lloro.
Llorad por Adonais, aunque las lágrimas
no deshagan la escarcha que le cubre.
Y tú, su hora fatal, la que entre todas
fuiste elegida para nuestro daño,
despierta a tus oscuras compañeras,
muéstrales tu tristeza y di conmigo:
murió Adonais, y en tanto que el futuro
a olvidar el pasado no se atreva,
perdurarán su fama y su destino
como una luz y un eco eternamente.
II
Oh poderosa madre, ¿dónde estabas
cuando él murió, cuando cayó tu hijo
bajo las flechas que lo oscuro cruzan?
¿En dónde estaba la perdida Urania
cuando él murió?... Con sus velados ojos
permaneció atenta entre los Ecos
allá en su Edén. De nuevo vida daba
alguien, con suave y amoroso aliento,
a todas las marchitas melodías
con las que, como flores que se mofan
del sepulto cadáver, adornaba
el futuro volumen de la muerte.
III
Llora por Adonais puesto que ha muerto.
Oh madre melancólica, despierta,
despierta y vela y llora todavía.
Apaga cerca de su ardiente lecho
tus encendidas lágrimas y deja
que tu clamante corazón, lo mismo
que el suyo, guarde un impasible sueño.
Él cayó ya en el hueco a donde todo
cuanto era noble y hermoso descendiera.
No sueñes, ay, que el amoroso abismo
te lo devuelva al aire de la vida.
Su muda voz la devoró la muerte,
que ahora se ríe al vernos sin consuelo.
IV
Tú, la más musical lamentadora,
llora otra vez, laméntate de nuevo.
Llora otra vez, Urania. Ya no existe
quien la armonía eterna pulsar supo,
y anciano, ciego y solo, cuando el patrio
orgullo el populacho, el sacerdote
y el tirano pusieron entre mofas
en sus odiosos ritos de sangrienta
lujuria, él penetró sin ningún miedo
en el profundo seno de la muerte.
Pero su claro espíritu, sobre el mundo,
hijo tercero de la luz, aun reina.
V
Tú, la más musical lamentadora,
llora otra vez. No todos se atrevieron
a remontarse a tan brillantes estancias.
Y más dichosos son los que conocen
una felicidad cuya elevada llama
atraviesa la noche de los tiempos
en que los soles mueren. Más sublimes,
otros, heridos por la rencorosa
envidia de los dioses o del hombre,
cayeron derribados, se extinguieron
en su resplandeciente primavera.
Más otros hay que viven todavía
y van cruzando el áspero sendero
que, a través de fatigas y odios, lleva
a la mansión serena de la fama.
VI
Tu más amado y tierno niño ha muerto,
el que en tu viudedad amamantaste.
Como pálida flor fue cultivado
por una triste virgen protectora
cuyo sincero y amoroso llanto
nutrió esa flor haciendo de rocío.
Tú, la más musical lamentadora,
llora otra vez. Tu última esperanza,
tu más amada y última esperanza,
cual lirio cuyos pétalos se helaron
en la promesa de su fruto, ha muerto.
Tronchado duerme y la tormenta pasa.

lunes, 16 de septiembre de 2013

El jardín de las delicias según Alberti



Rafael Alberti, El Bosco (El jardín de las delicias)

El Diablo hocicudo,
ojipelambrudo,
cornicapricudo,
perniculimbrudo
y rabudo,
zorrea,
pajarea,
mosquiconejea,
humea,
ventea,
peditrompetea
por un embudo.

Amar y danzar,
beber y saltar,
cantar y reír,
oler y tocar,
comer, fornicar,
dormir y dormir,
llorar y llorar.

Mandroque, mandroque,
diablo palitroque,
¡Pío, pío, pío!
Cabalgo y me río,
me monto en un gallo
y en un puercoespín,
en burro, en caballo,
en camello, en oso,
en rana, en raposo
y en un cornetín.

Verijo, verijo,
diablo garavijo.

¡Amor hortelano,
desnudo, oh verano!
Jardín del Amor.
En un pie el manzano
y en cuatro la flor
(y sus amadores,
céfiros y flores
y aves por el ano).

Virojo, pirojo,
diablo trampantojo.

El diablo liebre,
fiebre,
notiebre,
sepilitiebre,
y su comitiva
chiva,
estiva,
sipilipitriva,
cala,
empala,
desala,
traspala,
apuñala
con su lavativa.

Barrigas, narices,
lagartos, lombrices,
delfines volantes,
orejas rodantes,
ojos boquiabiertos,
escobas perdidas,
barcas aturdidas,
vómitos, heridas,
muertos.

Predica, predica,
diablo pilindrica.

Saltan escaleras,
corren tapaderas,
revientan calderas.
En los orinales
letales, mortales,
los más infernales
pingajos, zancajos,
tristes espantajos
finales.

Guadaña, guadaña,
diablo telaraña.

El beleño,
el sueño,
el impuro,
oscuro,
seguro botín,
el llanto,
el espanto
y el diente
crujiente
sin fin.

Pintor en desvelo:
tu paleta vuela al cielo,
y en un cuerno,

lunes, 9 de septiembre de 2013

Diccionario filosófico. Realidad


Lo que habitualmente llamamos realidad en su sentido más general no es otra cosa que la materia, la cual se presenta en múltiples estados como resultado de la evolución del universo a lo largo de miles de millones de años. De ahí que podamos distinguir distintos grados de realidad. Los grados en que se despliega la materia de forma emergente son los siguientes: físico-químico, biológico, neurológico, psicológico, cognitivo, cultural, histórico y virtual. El ser humano es la única especie que participa plenamente de todos. Los clasificamos en dos grandes categorías: compartidos y exclusivos.


Los compartidos son los grados de realidad no específicos del hombre ya que otros seres también participan de sus propiedades.


- Físico-químico. Es el estado primordial de la materia. El Cosmos es todo lo que es, todo lo que fue o lo que será alguna vez. Del cosmos forma parte el universo conocido: acaso una cáscara de nuez en el océano del espacio-tiempo. Las propiedades físico-químicas afectan a todos los seres por su propia constitución. El ser humano es también un compuesto material. Estamos formados mayoritariamente por átomos de oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y carbono. Unidades de carbono. Podemos afirmar con certeza que somos materia integrada, restos de estrellas hechos consciencia. La existencia del hombre actual, un homínido capaz de preguntarse algo tan insólito como “¿Por qué hay ser más bien que nada?” data de unos cuarenta mil años atrás.


- Biológico. Sus propiedades afectan a todos los seres vivos. El cosmos flota en la noche helada y perpetua del espacio intergaláctico, un lugar tan desolado que los planetas, estrellas y galaxias son algo dolorosamente raro y precioso. Las primeras formas de vida unicelulares surgieron sobre la Tierra hace tres mil seiscientos millones de años. La Biología define la vida, en un sentido amplio, como un ciclo de actividades que dependen de los organismos. En este estadio, el nacimiento, la reproducción y la muerte son todavía problemas biológicos, no vitales.


- Neurológico. Sus propiedades afectan a las especies situadas en el vértice de la escala evolutiva y supone la emergencia de las funciones propias del sistema nervioso central y del cerebro, la realidad más compleja del universo hasta el punto de que es incapaz de conocerse a sí mismo. Los científicos saben qué peguntas hacer sobre este órgano, pero no disponen de la tecnología adecuada para responderlas. Poderosos instrumentos como los escáneres de alta resolución no bastan para explicar cómo funcionan las conexiones sinápticas y las áreas cerebrales. Las investigaciones bioquímicas más avanzadas son incapaces de desvelar los secretos que se producen en el interior de las neuronas: por ejemplo, cómo se almacena la información en la memoria.


- Psicológico. Sus propiedades afectan prácticamente a todas las especies animales, especialmente a las superiores en la escala de la vida, en cuanto tienen estados de consciencia relacionados con la percepción, la memoria, el aprendizaje, las emociones, la inteligencia o la comunicación. Los anélidos más simples son capaces de resolver complicados laberintos en T. La mente: los componentes del cerebro son insuficientes para dar una explicación convincente de los fenómenos mentales, algunos de una increíble complejidad como la identidad personal, la experiencia de libertad, las depresiones o el pensamiento creador. Estos hechos y otros no pueden ser explicados en términos meramente neurológicos sino que abren la hipótesis de una mente autónoma diferente del cerebro.


Los exclusivos son los grados de realidad específicos del hombre ya que sólo el ser humano participa de sus propiedades.


- Cognitivo. Sus propiedades afectan únicamente a la especie humana en cuanto su actividad mental se manifiesta de modo exclusivo en el pensamiento, la inteligencia lógico-abstracta y el lenguaje. Esta triple capacidad comporta nuevas y poderosas posibilidades de simbolización mediante palabras, de abstracción mediante conceptos y de procesamiento profundo de la información que nos separan abismalmente del resto de las especies. El cerebro humano es un ordenador biológico de base cuántica dotado de un sistema operativo lógico-lingüístico que constituye el software de la mente. Sobre este doble sistema corren las aplicaciones o procesos cognitivos: informativos, representativos, intelectivos, comunicativos y afectivos. La distancia cognitiva que nos aleja de los simios más afines es el mayor misterio de la especie humana.


- Cultural. El hombre es el resultado de la interacción entre naturaleza y cultura. A diferencia de las demás, la especie humana no hubiera sido posible sólo con la evolución biológica o proceso de hominización. En general para la antropogénesis y en particular para su último eslabón, el hombre de Cromañón, fue decisivo el papel de la evolución cultural. Aunque se conocen rasgos de conductas innovadoras en otras especies, sólo el hombre es un animal biosocial. La cultura es un conjunto de objetos, instrumentos, técnicas, conocimientos, creencias, ideas, valores y modos de vida de una sociedad, es decir, un diseño general de vida colectiva. En el Paleolítico Superior, durante la sociogénesis o proceso de humanización aparecieron gradualmente las etapas iniciales del saber: la técnica, el mito, la magia, la religión y el arte.


- Histórico. Nuestros antepasados evolucionaron desde formas de agrupación elementales, como la familia, el clan o la tribu, hasta las primeras civilizaciones complejas (Asiria, Mesopotamia, Egipto y Persia). Eran imperios basados en una estructura social esclavista, el control absoluto del estado, el sostén del ejército, el mantenimiento del poder por una casta y una organización religiosa de carácter institucional. Esta evolución cultural marca el tránsito de la Prehistoria a la Historia. De forma consciente o inconsciente, individual o colectiva, somos seres radicalmente históricos.


- Virtual. La tecnociencia actual puede construir, sin que se vislumbren sus límites, pautas de interacción como la teleconferencia, formas de organización social como las redes sociales e instituciones comerciales o financieras paralelas a las reales. Las nuevas tecnologías de la comunicación han creado un nuevo estado de carácter cibernético al que llamamos "realidad virtual". Incluyen diversos procedimientos pero sin duda el principal es Internet, la red telemática mundial. Hasta ahora la puerta de entrada a la realidad virtual son las computadoras que nos permiten acceder a las calles, recintos y autopistas de telépolis; pero en un futuro próximo, como nos ha anticipado la ciencia-ficción, la puerta será directamente nuestro propio cerebro. (La blogosfera forma parte de la realidad virtual).