miércoles, 5 de octubre de 2011

Pensamiento único


Es evidente que hay muchos puntos de vista sobre lo que se ha dado en llamar la “crisis actual” (en realidad, la gran estafa): económico, social, ético, político, jurídico... También hay un punto de vista filosófico.

El núcleo de la reflexión filosófica sobre la crisis actual estriba en la idea de que el liberalismo económico, el capitalismo de libre mercado, es una economía natural. Intentaremos esclarecer el problema.


El naturalismo tuvo su origen en las teorías de la economía clásica. Se entiende por "economía clásica" las teorías fisiocráticas y librecambistas del siglo XVIII que afirmaron conocer las leyes de la actividad económica; unas leyes análogas, según esta escuela, a las que había descubierto la física-matemática de Newton.

La economía clásica postula la existencia de un orden económico natural que la razón puede descubrir. Los economistas liberales presentaron sus teorías como si fueran explicaciones sobre hechos naturales, exactamente igual que si se tratara de leyes físicas. Las leyes económicas que la razón descubre son equivalentes a las leyes de la física-matemática.

La economía, aunque se ocupa de hechos sociales, es por la objetividad teórica de sus conocimientos y la efectividad práctica de sus predicciones una “ciencia positiva”. Entre los representantes de la economía clásica hay que citar, en primer lugar, al fisiócrata Quesnay (1694-1774) y después a los fundadores del liberalismo económico, Adam Smith (1723-1790), Malthus (1776-1834) y Ricardo (1772-1823).

Las leyes universales de la economía, según esta escuela, son las siguientes:

1. Ley del interés: la utilidad o beneficio individual es la única fuerza que interviene en los fenómenos económicos.
2. Ley de la acumulación: la utilidad social se identifica siempre con la consecución y suma de los intereses individuales, sin que signifique nada diferente.
3. Ley de la armonía: la búsqueda individual de la utilidad no provoca antagonismos ni conflictos sociales, sino todo lo contrario.
4. Ley de la libertad: la máxima utilidad social es el resultado de la máxima libertad de competencia.
5. Ley de la oferta-demanda (equivalente a la ley de gravitación universal): la libre competencia entre privados determina las condiciones óptimas del mercado.

La aceptación del liberalismo clásico como una ciencia universal de las relaciones económicas comporta determinadas consecuencias:

- Culturales: la economía de mercado es el único modelo económico que garantiza el funcionamiento correcto de las instituciones de una sociedad: entre otras, la familia, el poder político, el sistema educativo, la moral, la religión, la ciencia, la tecnología o la medicina.

- Sociales: El modelo capitalista sólo puede realizarse adecuadamente en el marco de una sociedad clasista, dividida según las diferentes capacidades personales, el éxito individual y el acceso a la riqueza de cada cual. Una sociedad fundada en los derechos naturales a la seguridad, la libertad, la igualdad ante la ley y la propiedad privada.

- Políticas: el único sistema político acorde con el sistema capitalista es el Estado liberal de derecho, cuyos principios son el imperio formal de la ley, la división de poderes y la garantía de los derechos y libertades individuales.

- Éticas: el modo de producción capitalista propicia la realización ética del hombre, pues la felicidad, resultado de la búsqueda del interés individual, se identifica con el bienestar material, es decir con la posesión y el disfrute de bienes. Los bienes materiales, causa final de la felicidad, dependen de la riqueza, por lo que tal felicidad puede ser objeto de una precisa cuantificación. El valor en cambio de la felicidad es el dinero.

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Lo mismo que la teología de Tomás de Aquino (siglo XIII) sigue vigente para la Iglesia católica, los principio dogmáticos de la economía clásica (siglo XVIII) también lo están para la internacional de derechas, especialmente la española.

A la luz de estos dogmas y considerandos, trate el sufrido lector de analizar la crisis que nos devora, la situación caótica del mundo mundial, en particular la de nuestro país (así como las soluciones que la derecha autóctona nos propone y por qué). Se le invita además a que haga un análisis crítico de los supuestos fundamentales de la economía clásica (la auténtica madre del cordero de lo que está cayendo).


Diez ejemplos:

Uno de los más conspicuos líderes “neocón” de nuestro país ha dicho hace poco que “ser de izquierdas es perder el tiempo”. ¿Se comprende ahora el sentido de su deseo?

¿Se percibe por qué los ideólogos del capitalismo se proponen como solución cuando forman parte del problema?

¿Se intuye por qué se acepta que la corrupción de los poderosos sea un efecto desviado (aunque lógico, asumible) de un cuerpo firme de doctrina?

¿Se ve por qué la ingeniería financiera que nos arruina se considera un uso incorrecto (aunque mejorable, como cualquier tecnología) de las leyes económicas?

¿Se entiende por qué la socialdemocracia se debate vacilante entre negar o mejorar las reglas del sistema?

¿Se explica por qué la gente vota a los representantes del capital puro y duro a pesar de los pesares? ¿Por qué los políticos de la derecha pueden decir o hacer cualquier cosa, hasta la más inverosímil, sin que tenga ningún efecto en los sondeos electorales?

¿Se advierte por qué el poder político está supeditado al poder económico?

¿Se distingue por qué pasan por "ciencia de la buena" las declaraciones tendenciosas de las agencias de calificación?

¿Se adivina por qué el Estado del bienestar es incompatible con una supuesta ciencia de los fenómenos económicos?

¿Se vislumbra por qué nadie (excepto los de siempre) acepta que la crisis actual es la confirmación de la quiebra del sistema capitalista?

1 comentario:

  1. "¿Se explica por qué la gente vota a los representantes del capital puro y duro a pesar de los pesares? ¿Por qué los políticos de la derecha pueden decir o hacer cualquier cosa, hasta la más inverosímil, sin que tenga ningún efecto en los sondeos electorales?"

    Yo por lo menos no me lo explico, o si me lo explico lo hago en términos también naturalistas: la putrefacción del sistema ha llegado a depositar sus huevos en el cerebro de muchos ciudadanos. Las cuentas deben de ser claras: las estupideces convencen cada vez a más ciudadanos porque el voto, al ser la única arma de que disponen, no está al servicio del interés común ni siquiera del particular, sino de pulsiones tan poco civilizadas como el resentimiento o el servilismo, lo que llamamos el populismo, una degeneración del sistema que sin embargo lo alimenta, del mismo modo que la putrefacción del sistema financiero no ha servido más que para sobrealimentarlo y poner en sus manos la altamente improbable regeneración de la actividad económica.
    Brillante explicación la tuya. Creo que la voy a usar. La comentamos con esas cañas.

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